Jesús Adeva

Ganador del Premio en la categoría de trabajos de cantería y albañilería

Jesús Adeva pertenece, junto a su hermano Javier, a la tercera generación de una familia de maestros albañiles de Toledo. Se inició en el oficio de la mano de su padre, del que aprendió a trabajar con rigor y respeto por la tradición local. Más tarde, estudió delineación y se interesó por libros y tratados de albañilería, lo que le permitió ampliar su formación técnica. Además, durante toda su trayectoria profesional ha participado en numerosos cursos y talleres de diversas técnicas constructivas tradicionales, lo que le ha llevado a ampliar constantemente sus conocimientos sobre el oficio y a entrar en contacto con un gran número de maestros en diversos oficios de construcción.  

 

Jesús Adeva trabaja principalmente en la ciudad de Toledo, su ciudad natal. Dirige Adeva Construcciones, una pequeña empresa familiar dedicada fundamentalmente a la rehabilitación de edificios históricos. 

Desempeña un papel fundamental en el campo de la construcción, el de maestro de obra. Se trata de una figura cada vez más escasa que es, sin embargo, clave, ya que por su conocimiento global de los distintos oficios puede realmente coordinar el trabajo de los diversos especialistas que intervienen en una obra y establecer un diálogo más constructivo entre ellos y la dirección facultativa de la misma. 

Trabajar en el rico patrimonio construido toledano ha sido para Jesús una fuente de formación continua en los materiales y las técnicas de construcción tradicionales: las armaduras de cubierta, los alfarjes y los entramados de madera; todo tipo de revocos, yeserías y enlucidos, con acabados como bruñidos, raspados, esgrafiados o diversos fingidos; los muros de tapia, adobe, ladrillo y mampostería; las cubiertas tradicionales con teja curva y barro; los pavimentos empedrados, las alfombras cerámicas mudéjares y los solados de baldosas hidráulicas o cerámicas; los aljibes, las arquerías de ladrillo, los pilares ochavados, las bóvedas tabicadas o de rosca; y otros muchos sistemas constructivos que sigue constantemente descubriendo, estudiando y ensayando, ya sean soluciones tradicionales antiguas, medievales, modernas o contemporáneas.

Jesús pone especial atención al mantenimiento de la lógica constructiva de cada edificio y de cada uno de los elementos que lo conforman, por lo que trata siempre de comprenderlos y recuperarlos con  los mismos materiales y técnicas con los que fueron originalmente concebidos. Dicho empeño supone tener que sortear las múltiples barreras impuestas por reduccionistas normativas, nocivos sistemas de contratación, generalizadas carencias formativas y obsoletas teorías de la restauración, pero no le mueve solo su pasión por el oficio. Busca con ello, además, tanto evitar incompatibilidades e incongruencias constructivas que puedan dañar el bien o minar su durabilidad como esquivar el constante proceso de estandarización y empobrecimiento de nuestra cultura constructiva, una pérdida de patrimonio material e inmaterial que resulta especialmente entristecedora cuando se produce en conjuntos históricos tan valiosos como el de Toledo.

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Ricardo Cambas y Agustín Castellanos

Ganadores del Premio en la categoría de trabajos de la madera

Agustín Castellanos y Ricardo Cambas son maestros carpinteros y están especializados en la conocida como carpintería de armar o de lo blanco y en la carpintería de lazo. Desde finales de los años ochenta han desarrollado una intensa labor de formación en los oficios de carpintería y ebanistería como profesores del Centro de los Oficios de León y de otras muchas instituciones españolas. Han formado así a varias generaciones de carpinteros y han mantenido vivo de esta forma el conocimiento de un oficio fundamental para la continuación de nuestra cultura constructiva.

A lo largo de más de treinta años de profesión han podido profundizar progresivamente en el conocimiento de las armaduras de cubierta características de la carpintería de lo blanco, desde las sencillas armaduras de parhilera o de par y nudillo, a las más complejas armaduras ochavadas ornamentadas con racimos de mocárabes, pasando por armaduras decoradas con casetones, hasta culminar con la realización de varios gajos de una armadura de media naranja de lazo diez lefe, uno de los trabajos más complejos dentro de la carpintería de lazo.

Los distintos ejercicios prácticos que han planteado en sus cursos a lo largo de los años les han permitido realizar espectaculares armaduras como parte de su labor docente. Algunas de estas obras han sido colocadas en edificios de nueva construcción y otras han permitido recuperar elementos dañados o en riesgo de ruina de edificios históricos como el Palacio de Canedo, la Iglesia y la Ermita de San Bernardino de Robledo de Losada, la Ermita de Villaverde de Arriba o la Iglesia de Valcabado del Páramo. Estas intervenciones, que por lo común han contado con la participación de los propios alumnos y con la colaboración de entidades y vecinos de los pueblos y ciudades en los que han trabajado, han contribuido a acrecentar el interés y la admiración por nuestra tradición carpintera.

Los cursos de carpintería de armar que imparten se han convertido ya en un referente nacional. Pese a no descuidar la teoría, tienen un enfoque eminentemente práctico. En ellos los alumnos se enfrentan a obras de escala real a la vez que tienen un contacto directo con los materiales y las herramientas propios del oficio. Este formato permite a los alumnos conocer de primera mano las técnicas tradicionales de carpintería y descubrir en el camino todos los secretos que esconde este antiguo oficio.

Esta labor docente la compaginan con un continuado trabajo de investigación y divulgación del patrimonio cultural de este oficio a través de múltiples proyectos de investigación, publicaciones y encuentros. 

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Fernando Malo

Ganador del Premio en la categoría de acabados y otros trabajos de la construcción tradicional

Fernando Malo ejerce el oficio de maestro ceramista desde hace más de cuarenta años. Su pasión por la cerámica comenzó tras su paso por la Escuela Massana, en Barcelona, donde se formó junto a maestros ceramistas de la talla de Maria Bofill o Elisenda Sala. Tras volver a su tierra, en la provincia de Zaragoza, fundó su primer taller.

Durante su larga trayectoria ha intervenido en la restauración de los elementos cerámicos de muchos los principales monumentos del patrimonio aragonés, como la Parroquieta de La Seo y el Palacio de la Aljafería, en Zaragoza, la torre de la Iglesia de la Asunción de Longares, la torre de la Iglesia de Santa María de Utebo, la Catedral de Tarazona, o la Catedral de Huesca, así como en otros conjuntos históricos tan significativos como la Alhambra de Granada.

Desde hace más de dos décadas tiene su taller en San Mateo de Gállego, un pequeño pueblo cercano a la ciudad de Zaragoza. Desde allí no sólo diseña y produce sus piezas cerámicas, sino que cuenta también con una pequeña tienda y un espacio de exposición en el que se muestran ejemplos del patrimonio cerámico que ha ido restaurando a lo largo de su carrera. Desde este taller Fernando realiza también una intensa labor educativa y divulgativa del oficio, y en él recibe de manera continua a grupos de estudiantes de toda España.

Si bien Fernando ha podido aprender de un buen número de excelentes maestros, cada uno de sus trabajos de restauración del patrimonio le ha permitido seguir continuamente investigando y aprender del legado mudéjar de los propios maestros ceramistas de antaño. Estos proyectos le han llevado a estudiar cómo producían cada una de sus piezas y a poder desentrañar los diversos procesos que seguían, desde el horneado hasta el esmaltado. 

Materiales como el plástico o el aluminio han sustituido a la cerámica en la producción de muchos elementos constructivos y objetos de uso diario, pero Fernando percibe ya un renacimiento del oficio, fruto del interés de las nuevas generaciones por el empleo de materiales naturales y por los procesos y las técnicas tradicionales.

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Ramón Recuero

Ganador del Premio en la categoría de trabajos del metal y del vidrio

Ramón Recuero es un maestro herrero que desarrolla una importantísima labor de difusión y fomento de su oficio. Su interés por el arte de la forja surgió cuando era muy joven, cuando con trece años acudía en sus ratos libres a visitar al maestro herrero Efraín Redondo, quien impartía clases de forja en la Escuela de Artes de Ciudad Real y quien le enseñó algunas técnicas tradicionales que en aquel momento se encontraban en completo desuso. Ramón entendió desde un principio que, si esas técnicas se habían utilizado durante tantos siglos, era porque debían ser útiles y valiosas. Con esta premisa, continuó su formación en la Escuela de Arte de Toledo, mientras en su tiempo libre trabajaba en los talleres de varios maestros herreros, quienes le enseñaron los secretos del oficio. 

Con el firme propósito de recuperar aquellas técnicas de forja que las nuevas máquinas y sistemas de producción industriales habían conducido prácticamente al olvido, se hizo con una importante colección de libros, manuales y tratados históricos sobre forja, historia del arte y diseño. Mientras investigaba y recuperaba este conocimiento se instaló en Las Vegas de San Antonio, un pequeño conjunto de casas de la provincia de Toledo, donde fundó su propio taller.

Aunque desde el comienzo trabajó en múltiples encargos para particulares, con el paso del tiempo Ramón empezó a buscar otras formas de que su trabajo de recuperación de las técnicas tradicionales de forja no cayese de nuevo en el olvido. De esta manera, ayudado de una cámara de vídeo, y sin poder imaginarse la repercusión que aquella decisión acabaría teniendo, comenzó a grabar y publicar vídeos en los que presentaba y explicaba aspectos concretos del oficio. Aquellos tutoriales comenzaron a verse a través de internet desde todos los rincones del planeta, y pronto comenzaron a llegarle propuestas para poder aprender junto a él de manera presencial aquello que estaba transmitiendo a través de la pantalla. 

Decidió entonces crear la Escuela de Herreros, donde cada año un gran número de aprendices se forman junto a él en Las Vegas de San Antonio. En la actualidad esta labor formativa y los vídeos que periódicamente sigue compartiendo en su popular canal de YouTube ocupan todo su tiempo. En su escuela participan como docentes algunos de los herreros más prestigiosos de España, como Thomas Mink, especialista en la reducción del hierro, o Víctor Acosta, especialista en el tratamiento térmico del acero. 

Junto a la Escuela de Herreros Ramón ha iniciado recientemente un segundo proyecto de formación: un taller tutelado desde el que supervisa y acompaña a jóvenes herreros que quieren dedicarse a la forja pero que aún no tienen los medios para formar su propio taller.

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